jueves, 20 de diciembre de 2012

Ventanas.


Hay veces que la vida te sorprende, que lejos de ponerte una piedra con la que tropezar, te pone alas.
Supongo que ya sabes, como sabemos todos, que los malos momentos nunca vienen solos, que hay días en los que es mejor no levantarse y que existen las noches grises en las que duermes solo, hasta sin ti, con la única esperanza de poder encontrarte a ti mismo entre tus propias sábanas y mentiras.
Pero, Cariño, hoy voy a decirte algo:
Nos preocupamos por lo que pudo ser y no fue, lamentamos lo que dijimos y debimos callar, añoramos lo que una vez tuvimos entre los brazos y lo dejamos ir en un descuido.
Vivimos mirando al pasado, recordando y desmoronándonos por los que se fueron y nunca debieron marcharse, por haber elegido un camino que luego resultó no ser el apropiado.
Por haber desperdiciado tiempo, creyéndonos inmortales.
Entonces creces, y te das cuenta de que el futuro te ahoga, que debes enmendar el daño causado, que deber perdonar para seguir a delante y que si bien antes vivíamos mirando hacia atrás ahora vivimos mirando, de puntillas, lo que tenemos delante.
Y no nos damos cuenta, que por vivir de puntillas perdemos el equilibrio y caemos.
Así que ahí va mi consejo; vive, vida mía, con lo que eres ahora, que mañana no será lo que Dios quiera, será lo que tú decidas.
Camina lento, pegando saltos de felicidad, arrastrándote por el suelo cargado de humillación, pero camina hacia delante, mirando por no tropezar y detener tu vida.
El pasado es pasado y no hay forma de recuperarlo. Si estás donde estás es por el camino recorrido, recuerda que todo pasa por algo.
El futuro puede o no puede llegar, nunca se sabe. Tendrás el futuro que te ganes ahora.
Y, como regalo, yo te doy mi presente, sin miedo, dispuesta a caminar contigo, paso lento pero constante, cabeza alta, sonrisa ancha.
Cuando se cierran puertas, se abre una ventana y yo estoy aquí para hacerte volar.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Donatello.

Medio paquete de tabaco más tarde y un par de cucharadas soperas de Nocilla decidí empezar a escribir algo de lo que (estaba totalmente segura) iba a arrepentirme.
Y así fue.
Tras varios sofocos sin sentidos y consentidos me paré un segundo a pensar en el por qué de esta incongruencia. El por qué cada vez que mi móvil sonaba (hoy) lo miraba ansiosa por si era él, que en un acto heroico se había decidido a saludar.
Si bien salvó mi sábado podría salvar mi domingo… ¿no?
Pues no.
Anochecía, como siempre a esta hora, y, a estas alturas de la semana sabía muy bien que no volvería a verle hasta dentro de cinco días.
Cinco días mirando el móvil como una inepta, supeditando mi vida a las redes sociales del siglo XXI sólo con la intención de saber cómo estaba, sólo para que me diese los buenos días y sonreír sabiendo que se había acordado de mí.
Hicimos un trato,  hará seis meses, trato que al escribir esto incumplo de una manera ruin, pero quien me conoce sabe cómo soy: Una sonrisa encantadora me ciega.
Y él cuando le da la gana puede llegar a ser realmente encantador.
Cierto es que un par de comentarios retrógrados hace que titubee ante un futuro que parece no estar muy lejos.
Parece, porque aquí, Donatello se pone el caparazón de una sentada y se esfuma de mi camino en barco hacia aguas ajenas.
He de reconocer que no me reconozco, que lejos de que me guste esta sensación que ya he experimentado antes hoy por hoy la aborrezco hasta la saciedad.
No es él lo que quiero para mí, pero tras varios sofocos sin sentido y consentidos esto empieza a tomar forma.
Dicen que el roce hace el cariño y, Cariño, tú y yo de roces ya sabemos más de lo que dicen.

viernes, 19 de octubre de 2012

Esperanza.


Una ráfaga de desconfianza heló mi mejilla cuando hube discernido el cambio en mí misma.
¿Qué pasará si pierdo mi esencia?
¿Qué haré si todo lo que me hacía especial ya no existe?
Si con mi locura se marcha también aquella que comía con la mirada y amaba con la boca.
Meses más tarde, encontré la certeza en una frase, y el miedo por el cambio se disipó junto con aquellas dudas que llevaba grabadas en la frente.
Ya había entrado el frío de nuevo y la soledad ya no me quedaba tan grande, mi cama era perfecta para mí y mis ilusiones, pues, después de varias roturas supuestamente incorregibles de corazón, el mío volvía a latir como el de una quinceañera que conoce por primera vez el aleteo en el estómago.
No latía por nadie; latía por mí.
Preparada para afrontar sola cualquier tipo de circunstancia, apareciste en mi vida.
Si bien estamos lejos de amarnos como locos, tus palabras han hecho que cualquier resquemor, cualquier miedo insípido de mi ex mente incoherente haya desaparecido.
Me muestro ante ti tal y como soy: avergonzada, romántica, sin máscaras, con mi fuerza y con mi debilidad. Mediocre. Sin voces. Y pese a eso te has fijado en mí.
Cierto es que la locura excita, pero la cordura enamora.

sábado, 13 de octubre de 2012

Sin prisa.

No te ofendas, vida mía, si cuando vuelvas no estoy.
No te llenes de dolor ni melancolía si no encuentras mi reflejo,
si lejos de olvidarme, te sientes aún más encadenado a mí.
No te pares, no te detengas en el camino.
Aprende a ser sin mí.
Vive, vida mía, con el recuerdo de lo que fui,
con las desventuras de lo que ya no soy.
Recuerda que lo injusto sigue siendo injusto,
que la lealtad con lealtad se paga.
Que la infelicidad es un lastre que no te permite volar,
y para ti, ya va siendo hora de despegar.
Permíteme aconsejarte sobre la vida y sus desdichas,
que de decepciones me sé unas cuantas historias.
Más sumérgete de pleno en tus sueños.
Pies en el suelo, manos en alza. Descalza, despacio.
Sin prisa.

jueves, 11 de octubre de 2012

Bienvenida.


Bienvenida, hace tiempo que te estábamos esperando, te has hecho de rogar ¡eh!, pero bueno, nunca es tarde, y menos para ti.
Sí, tenemos buena música.
¡Claro, mujer! Toda la diversión que quieras, siempre de una forma sana, ya sabes.
¡Ay, no! Por eso no te preocupes, puedes quedarte todo el tiempo que quieras, es más, deberías quedarte aquí de por vida.
Bueno, hechas las presentaciones te enseñaré como funciona esto por aquí, y ya sabes, si tienes alguna duda, no te importe preguntar.
Te cuento:
Aquí, en tu parte coherente no necesitamos a nadie para ser feliz, tampoco vivimos del pasado, eso de jugar con las personas está feo, así que debes aprender a dejar de hacerlo (poco a poco, sin prisas, bueno, vale, si se lo merecen puedes seguir tu hilo de manipulación nata, tampoco te pedimos que cambies lo que realmente eres)
Esta es tu habitación; sigue tal y como la dejaste pero le hemos incorporado un par de espejos y un armario ordenado para poder adecentarte por las mañanas. Recuerda que debes seguir en tu estilo pero cuidándote y mimándote. Si no lo haces tú, nadie lo hará por ti.
En tu armario encontrarás (todo en su sitio) un par de prendas nuevas: se acabó eso de esconderte tras ropa ancha, es hora de lucirse, de sentirse guapa y sexy. Además en aquellas dos puertas está tu ropa para salir, preparada para que nunca vuelvas a ahogarte en lágrimas antes de salir. Nada de crisis de personalidad los sábados noche.
Al lado de tus nuevos dos espejos te hemos puesto un neceser con maquillaje (no mucho) pintalabios, lápiz de ojos y rímel, ¡ah! Y varias horquillas un peine y laca, ese pelo hay que sanearlo antes de volver a teñirlo. Al natural estás bonita, pero un poco de color nunca viene mal.
En tu cama te hemos puesto un par de peluches, por si alguna noche te sientes sola y quieres dormir con alguien que no te quite las sábanas de madrugada.
Así no tendrás ningún tipo de hueco ni de vacío. Es hora de sentirse llena y plena una misma.
En tu mesita de noche te hemos dejado un libro, ya sabes cual, cómo no, sigue perdiéndote en sus versos, eso sigue siendo igual de sano.
Y bueno en ese cajón de allí tienes un paquete de tabaco de emergencia, sólo de emergencia, ya es momento de abandonar vicios que no valen para nada.
Aquel cajón lleno de falsedad y malos pensamientos/recuerdos lo hemos tirado, hay que romper con el pasado y todo lo que pueda atarte o arrastrarte. No hay que tentar a la suerte.
En fin, si tienes alguna duda, tal y como te dije antes, puedes preguntar. Si no sabes dónde me he metido sólo tienes que mirarte al espejo.
Aquella veinteañera risueña de tu reflejo soy yo. Gracias por dejarme salir y mantenerme a tu lado.
Ahora ya sabes, coge la bicicleta y disfruta.

Pdt: No busques a la parte incoherente, la hemos arrojado junto con el cajón; las cosas inútiles junto con las partes inútiles de cada persona.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Huecos.

El insomnio me devora, me consume poco a poco mientras ruedo por mi lecho.
Me abrazo a un hueco onírico, a un vacío que me cala.
Tú y tu ausencia ahora, y no antes.
Te tiñes de indiferencia, y yo, mientras, sumida en mi propio paralelismo te recuerdo lejano, tibio, candente.
Este silencio bombardea mi alma. En esta guerra, como en todas, salimos, ¡ambos! perdedores.
Yo, en ruinas, en escombros, en piedra y ladrillo derrumbado.
Esta casa sin inquilino, desvaría, huye, se esconde.
Esta cama sin compañero no acepta realidades, se camufla entre mentiras y soledades.
Aquella bailarina perdió a aquel soldado que, lejos de ser de plomo, era más bien de paja; así volaba a donde los vientos le llevasen y se pudría cuando las aguas lo mojaban.
Aguas de llantos, ahora sin dueño.
Y me aferré ¡qué remedio! a un bolígrafo y a un papel con la tenue esperanza de que se encuentren en mis palabras motivos, razones, rumores, (ganas), para hacerme dormir profundamente tras un beso de buenas noches, llevándose así, un año, 365 días de soledades y huecos oníricos en la almohada.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Artes II

Ahora sé que formas parte de mí porque te noto dentro, te llevo en mi ser como a mi sangre, y fluyes desde mi corazón hasta llegar a mis manos. Dejas de ser un gusto y te transformas pasión.
Pienso en ti al amanecer y cuando el Sol se esconde.
Tienes la sal, la plata, la luz ¡la magia! que necesitaba para revelar mi vida.
Fragmentos de sueño plasmados en película.
Despierto y ahí estás tú, dejas de ser enemiga y te vuelves aliada de la Literatura, trabajando codo con codo. Cabéis, ya lo dije, ambas en mis manos, caben pues, Goethe, Neruda y Antoine de Saint-Exupéry, Madoz, Sherman y García Alix en mi alma.
Dos artes ahora hermanas, compañeras de frustraciones y días nublados.
Fieles musas que se encuentran escribiendo versos con una exposición adecuada, fotografiando las paradojas y las antítesis de una esclava de lo mundano.
Una mujer basada en tinta y en carrete.

lunes, 27 de agosto de 2012

Magia.

De madrugada, de nuevo, te espero sentada en mi puerta.
Y ahí estás tú, como cada noche: cómplice, amigo, persona.
Aún no te haces una idea de lo mucho que estás haciendo por mi, de lo que representas en mi día a día.
Manos pequeñas, espalda tatuada, tabaco, maletero y conversación.
No puedo evitar sonreír cada vez que te veo, has llegado justo en el momento indicado.
Las casualidades no existen y llegados a este punto nos preguntamos: ¿y por qué no?
El día y la noche, ya lo sé, pero en eso consiste, la vida sería horrible si sólo existiese el Sol, si la Luna, cansada, abandonase su labor y nos sumiese en un profundo día eterno.
Y qué haremos si la Luna no brilla a través de tu ventana, si no me regala un guiño la noche para poder gozar de ti y contigo.
¿Qué hago yo si no te tengo para enseñarte lo que es Magia?
¿Qué harás tú si no me tienes para enseñarme que es realidad?
Límite, límites, palabras que no me gustan, extremos, bordes; estoy cansada.
Eres mi cable a tierra, ahora, deja que fluya el arte y permíteme ponerte alas.
¨Escatológicamente¨ hablando, claro.

lunes, 20 de agosto de 2012

Huir.

Aún quedan resquicios de tu piel en la mía,
y la añoranza de un mañana envuelto en pasado.
Mas el orgullo hace alejar la esperanza,
y la vanidad crea un muro invisible en el tiempo.

Son palabras y no hechos lo que marcan tu camino;
Son cimientos de olvido los que hacen emprender el mío.

Y te extraño, y no miento...
Pero la falsedad en tu sonrisa,
hacen que mis manos salgan huyendo.
Huyendo, huir, huimos.

viernes, 17 de agosto de 2012

Bofetadas.

Te paras a pensar y de pronto lo entiendes:
Dos no se pelean si uno no quiere, pero, ¿qué pasa cuando dos quieren pelearse y no hay tal pelea?
Llega la frustración y te haces millones de preguntas como: ¿Por qué no le partí la cara? O ¿Por qué no me cagué en su puta madre? En fin, ya sabéis, cosas de peleas.
Y es que hay situaciones, que aunque sea mejor evitarlas hay que llevarlas a cabo sólo para dejar de preguntarte por qué no hiciste esto, o por qué no dijiste lo otro.
Hay situaciones que hay que afrontar sólo para no estar el resto de tu vida preguntándote que qué habría pasado si…
A lo mejor le hubieses partido la cara, y a la semana os hubieseis ido de birras.
O a lo mejor te hubiese dado tal paliza que no querrías verlo en la vida.
Pero ya nunca lo sabrás, porque, pese a que los dos queréis, nadie es lo suficientemente valiente como para dar la primera bofetada y afrontar el futuro de frente, juntos o separados.

martes, 14 de agosto de 2012

Trastornada.


¨Con su aire de ramera experta en el contagio del odio hacia la vida, del tedio y del cansancio¨
Verás, esto es así:
Vuelven a ser las cinco, y vuelvo a estar en vela. Puedes exculparme diciendo que he dormido la tarde entera o cosas por el estilo, pero igualmente me importan un bledo tus circunstancias, vuelven a ser las cinco y vuelvo a estar en vela.
Acaricias con ternura mi piel, y sé que mientes.
No buscas una piel suave y lisa bajo tu mano, no buscas calor o confort en mis piernas, lo único que quieres encontrar, jodida desquiciada, son marcas, heridas, cicatrices, para regodearte en tu ansiada tristeza concertada, sangre fresca con la que deleitar tu trastornado paladar.
Te encanta, lo adoras.
Eres la mancha en mi perfecto currículum, eres el tipo de persona pedante que susurra suavemente que curriculum no tiene tilde ya que es una palabra procedente de la segunda declinación del latín, y como (ahí es donde demuestras lo gilipollas que eres) todo el mundo sabe, las palabras en latín no llevan nunca tilde.
Prepotente de mierda.
Vas de dura y lo único que se te ocurre hacer cuando te sientes impotente es encerrarte en el baño, hacerte un par de rasguños y ponerte a llorar como una cría sentada en la bañera.
Me das pena.
Y lo mejor de todo es que hagas lo que hagas nunca vas a cambiar.
Siempre vas a seguir siendo la típica niñata consentida con síndrome del chalet que lo ha tenido todo en su puerca vida y va por ahí intentando dar lástima y llamando la atención de quienes te rodean para dejar de sentirte menos sola.
Vete a vomitar un rato, bulímica con retraso.
¨Oh, miradme, soy una chica con problemas, voy de fuerte pero en el fondo soy una romántica becqueriana que sabe que su vida dará un giro y será perfecta.¨
Lo que eres es subnormal profunda.
Haces chistes con hechos desagradables de tu vida para hacer ver que no te duelen, y lo mejor de todo es que cuando acabas esos dobles sentidos que tanto te gustan, te miras al espejo y gritas: ¡Me das asco, hija de puta!
Y vuelves a encerrarte en el baño, a hacerte un par de rasguños y a llorar en la bañera.
En fin, podrías meterte un tiro, o acabar lo que una vez empezaste, así por lo menos me dejarías dormir, jodida pedante de mierda, que me tienes agotada ya con tus batallitas de niña maltratada.

lunes, 13 de agosto de 2012

Pronto.


Juegas a derramar pequeños fragmentos de tu vida por algún lugar lejano.
Permites que, al ritmo de la música, unas manos ajenas te posean, manos que no son tuyas, que nunca serán tuyas.
Y te encuentras de nuevo, sumida y sumisa ante una situación que te desagrada, una situación que te desgarra la piel como antaño hacían sus uñas, pero ya nada es igual.
Te preguntas, mientras observas a aquella dama de ojos tristes y pelo negro, inmóvil frente al espejo, cuánto durará esta situación.
Cuándo vendrá un alma que te acompañe, cuando tu atormentado destino caerá fulminado ante la buena fortuna. Cuándo, cuándo, cuándo.
Entonces, una voz, sarcástica y cruel susurra en tu oído: Pronto.
 Pronto todo cambiará, mañana será pronto, y si no, dentro de una semana, volverá a ser pronto.
Pronto este vacío irracional se evaporará con un par de besos, quizás pronto pueda recordar sin vomitar sus versos.
Quizás el tiempo pase rápido, y mañana cuando despiertes hayan pasado treinta años, quizás la semana que viene te encuentres ganándole un pulso a la desesperanza, quizás, dentro de tres días tengas a la felicidad  desnuda en tu cama.
A lo peor, mañana despiertas con tu vida agotada, y un corazón fatigado en el pecho.
Quizás pronto se haga tarde.

sábado, 11 de agosto de 2012

Muerte.

Otra noche más, y seguía sin ser mi cama. Ni mi cama, ni mi casa, ni mis obligaciones, pero ésta soy yo.
Acarreando problemas ajenos desde hace ya casi veinte años.
La vida se le iba en cada suspiro que daba, cada abrir y cerrar de ojos era un sueño que volaba, cada palabra que no pronunciaba era una lágrima en mi mejilla.
Aquella dama de negro era su compañera cada madrugada, y al alba yo sólo podía despertarme y observar como seguía respirando, como lograba esquivar aquel beso mortal noche tras noche.
¿Durará todo este pesar más tiempo?
¿Será mi mano la última que acaricie antes de sumirse en el sueño eterno?
Qué de dudas, qué poco tiempo.
Si bien nunca pensé que podría hacer esto por ti, tampoco pensé que podría ahogarme en un mar de lágrimas cada noche, viendo como poco a poco me abandonas, nos abandonas.
Es tarde ahora, abuelo, para vivir del pasado, para remendar heridas anteriores, para sofocar el daño causado, pero aquí sigo yo, tu niña, aferrada a ti, como me aferro a la esperanza de escucharte un perdón, para que pueda sollozar en tus brazos cansados diciendo lo mucho que te quiero y afirmándote que no hay rencor en mi interior para ti.
Colúmpiame ahora en la esperanza, más fuerte, más fuerte, hasta las nubes, haz que toque el cielo con mis manos, permíteme nadar en tus ojos celestes, hazme creer que aún sigo siendo aquella infanta a la que ibas a recoger a la guardería y la llenabas de besos y caricias.
Inventa que fuiste un padre para mi.
Puede que sea tarde, abuelo, para vivir del pasado, pero déjame en tu partida, qué menos, que ganas de luchar y el fruto de aquel árbol que plantaste para mi, haz que crea en la humanidad, haz que confíe, haz que te perdone.

martes, 31 de julio de 2012

Juventud.

Era de madrugada y no había cenado, pero eso daba igual.
Ni si quiera sabía qué día de la semana era, o qué hora era, sólo sabía que era su tiempo.
La arena se le metía en los bolsillos, fragmentos de risas, sueños y miedos, resquicios de una amistad que seguía latente.
De nuevo estaban juntas, de nuevo las tres, el triángulo equilátero, Sal, Pimienta y Orégano.
No importaban los problemas, ni la distancia, ni el olvido, ni los descuidos.
Estaban juntas.
Y era tiempo ahora de mar, de tabaco, de ron, de cerveza, de risa, de humor negro, de recuerdos, de dolor, era tiempo de vivir.
Era momento de despertarse por la mañana con una palangana llena de Mojito y gritar: !Traigo el desayuno¡

Noches de orgasmos, tríos y camas.
Días de abrazos, de heridas curadas.
Vidas unidas, locuras de hermanas.
Sangre que se evapora con un par de caladas.

lunes, 23 de julio de 2012

Nada.


Brota poco a poco por mi piel, se desliza desde el pecho hasta mis brazos, para explotar en mis manos.
Al romper la barrera entre mis dedos y la realidad, se crea un monstruo, vuelvo a nacer con otra mirada, otra aptitud, otra vida.
Tiemblo, vacía y amedrentada por ti.
Dolida, humillada, sin libertad.
Y de nuevo me encuentro aquí, sin rumbo, perdida, matándome cada madrugada, intentando renacer cada mañana.
Vomito mis versos, yéndose mis ideas por las cañerías de una casa de la que sólo quedan los huesos.
Infortunios de una vida pasada, buenos ratos, camas vacías.
Y no vuelves, y te espero, y no estás, y te siento, y no cambias y te perdono.
El día empieza de nuevo, y encierro a mi otro yo debajo de todas esas cicatrices. Con llaves, candados, cadenas, mentiras y promesas.
Haré sangrar a mis recuerdos, necesito más.
Insaciable es el vacío de mi pecho, parece un agujero negro que absorbe todo lo que hay a su alrededor para formar nada. Formando lo que soy. Transformando a mi reflejo en la cruda realidad de este día a día, donde el esfuerzo de una vida se esfuma con un par de pastillas y una navaja.

jueves, 19 de julio de 2012

Abril.


Estaba tumbada en la cama, una noche más, una noche cualquiera.
Mis ojos, azules, brillaban ante su presencia, me inundaban lágrimas y melancolía cuando olía su perfume.
Puede que fuese Abril, o Mayo, o que simplemente el tiempo se hubiese detenido ante ella y me hubiese dejado a mí en vilo, esperando a que se despertase.
Me dediqué a observarla durante minutos, durante horas. El reloj a su lado, era prescindible.
Acaricié su precioso pelo largo, y me deleité con su figura.
Cuánto daño habían soportado aquellas mejillas, cuánta sangre fue derramada a sus pies, cuánta decadencia se apoyó en sus hombros, cuántas lágrimas resbalaron por sus labios.
Yo la miraba, y me mecía en su piel blanquecina, recordando aquellas palabras llenas de desesperación que emanaban sus manos días antes.
¨No puedo, no puedo¨ Susurraba aferrada a una esperanza.
Sus dedos enlazados con los míos se limitaban a suplicar.
Suplicar por mí, por el hado funesto que cubría mi destino.
Desnudó su alma, y decidió que era momento de dejarla volar.
Yo la abrazaba mientras se dejaba ir, mientras sonreía.
Había estado veintisiete años a su lado, y nunca la vi tan feliz.
Veintisiete años siendo el reflejo de un corazón atormentado, y por fin estaríamos juntas.
Miraba mi cuerpo, tumbado en la cama, una noche más, una noche cualquiera.
Puede que fuese Abril, o incluso Mayo, lo que sí era cierto, es que el tiempo se había parado para mí.
 Ahora tenía una noche eterna, sin alaridos en la oscuridad, donde mi cuerpo descansaría del sufrimiento allí tumbado, sonriente.
Abracé mi fría piel y volé.

martes, 10 de julio de 2012

Libertad.

El atardecer caía sobre mí y aquella luz elevaba mi espíritu hasta niveles que ni siquiera sabía que existían.
Era una tarde cualquiera de este Julio, este Julio en el que por fin me encontré.
Aquel día fue como cualquier otro, pero simplemente me levanté y lo supe.
Estiré mis músculos y bajé las escaleras; era temprano y no había sonado el despertador aún, pero eso ya daba igual. En camiseta ancha me preparé un café, mientras el Sol cegaba mis ojos.
Me senté en las escaleras de la piscina, disfrutando de la brisa mañanera, del olor a mar, de la humedad del agua en mis pies, del sabor del café y el olor a tabaco.
Miré mi reflejo en el agua y, pese a que las ondas distorsionaban mi cara pude verme perfectamente. Era yo, cinco años más tarde de lo que recordaba, pelo despeinado, pintura corrida, sonrisa frustrada.
Sólo pude sonreír.
Bebí despacio hasta dejar aquella taza negra vacía, volví a estirarme, me levanté y me metí en la ducha.
Abrí la ventana, a estas alturas seguro que mi vecino me ha visto desnuda muchas más veces que yo misma, y me dejé secar al viento.
Volví a mirarme en el espejo y me di cuenta de exactamente lo mismo que vi en la piscina. Era yo.
Cinco años más tarde, camino de la veintena, con las mismas manías y los mismos sueños.
Pero, esta vez algo había cambiado.
Como cada mañana, después de la ducha y el rato en la ventana sentada, me vestía e iba a cumplir mis obligaciones. La mañana se me antojaba corta. Llegaba el almuerzo, y disfrutaba de mi familia, nunca los había sentido tan cerca. Llegaba la tarde y ahí estaba yo: rodeada de desquiciados que hacían de mi vida algo con sentido, y algo consentida también, pero eso ya es otra historia y depende de cual de ellos.
Llegaba la noche y me sumergía por completo en mi nuevo proyecto, para después dormir, como jamás en mi vida he hecho: plácidamente sola.
Disfruto conmigo misma emocionalmente (físicamente también, pero eso lo contaré otro día) me siento a gusto como soy. Por primera vez en mi vida estoy cumpliendo todas las promesas que me hice a mí misma y a los de mi alrededor.
Este Julio he aprendido que a veces el lastre que nos impide echar a volar no es otra persona, somos nosotros mismos que optamos por mojar nuestras alas por los demás.
Soy feliz. Soy normal. Soy libre. Soy yo.

viernes, 22 de junio de 2012

Martini seco.


El reloj cantaba las dos de la mañana, y entonces la ví.
Una bellísima mujer entró en el antro de cada fin de semana, donde maldecía mi funesta vida, ahogando mis penas en cuatro o cinco gyn tonics, según qué cara me pusiese la luna después de salir del trabajo.
Me enamoré de ella en el momento que le miré el pelo: tenía un recogido que parecía como si se hubiese pasado horas peinándose, pero se veía claramente que aquella melena había sido maldecida por un mal día de ahí que estuviese destrozada. Solo quedaban resquicios de la perfecta noche que le habrían prometido a aquella bella dama.
Se sentó, elegante ante mis ojos, llamó al camarero y se pidió una bebida.
Martini seco, cómo no, con aceituna.
Vestido de gala, labios rojos.
Las dos y media y seguía estando sola.
Miraba lentamente por encima de su hombro a todos los allí presentes, y su presencia  no pasaba desapercibida, pero nadie era capaz de enfrentarse a sus ojos negros y cansados.

Sonaba Piano Man en la radio, a mí se me acababa la bebida, así que decidí, en un afán por salvarle de aquella soledad, acercarme.
La invité a una copa, ni siquiera me miró, se limitó a alzar la vista al frente y decir con una voz rasgada:

-No vengo aquí a que me salve, valgo mucho más que todo esto, un perdedor como usted no merece mi grandeza, con el mero hecho de dirigirle la palabra se debería sentir lleno de satisfacción. Gracias por la copa, puede irse si lo desea. Cómo ve, soy algo más que un cuerpo, así que, sin saber si quiera si usted viene o no con dichas intenciones, le aconsejo sutilmente que se marche de mi lado, como le he dicho, no he venido aquí a ser salvada, sé nadar sola, he aprendido a flotar con la corriente, así que si desea bañarse en este mar que es la vida conmigo espero que entienda que o se limita a flotar como un tronco muerto a mi lado, o se deja hundir por mis propias manos.
Sonrió tristemente.

Infravaloré a aquella desconocida dama.
Pude observar mientras acababa mi copa, todas las heridas que marcaban  las partes desnudas de piel que no dejaba a la imaginación.
Cicatrices que marcaban una infancia difícil, una juventud dura, una madurez excesivamente dolorosa. Heridas que aún emanaban alcohol y sangre.

-Siento haber sido tan brusca, usted no es quien debería estar llenando mi soledad esta noche.
-Lo imaginé, se le nota cansada.
-Todo el mundo está cansado de algo.
-¿Usted de qué?
-De la vida, de los sueños, del amor, de la riqueza, de la fiesta, de la hipocresía, de la mentira…
-Vaya, eso parece demasiado.
-Estoy tan cansada que podría dormir durante días, semanas, años.
-Me encantaría ofrecerle mi lecho para que descanse abrazada a alguien, pero este perdedor no ha venido a salvarla.
Me levanté, cogí mi chaqueta, me encendí mi último cigarrillo y salí de aquel apestoso antro lleno de mujeres que llevan en el presente heridas del pasado.
Mujeres que creen que un hombre puede sanar las heridas que ha causado otro, pero que no saben, que a veces no las sanan, sólo las aumentan.

jueves, 14 de junio de 2012

Errores.

Todo lo que no te mata te hace más fuerte, o no...
El tiempo cura las heridas, pero ellas persisten, y por más que pasen los años el dolor sigue ahí.
La sangre deja de brotar con el paso de las horas, pero el escozor no se evapora como si nada.
Así, cuando pensamos que no hemos muerto y que por consiguiente somos más fuertes, recaemos en la decepción constante que nos inspiran nuestros errores.
La culpabilidad no ayuda, pero tampoco el olvido disipa el daño.
Es entonces cuando nos damos cuenta de que las cicatrices el pasado son las lágrimas del futuro.

sábado, 9 de junio de 2012

Monedas.

Coge una moneda, y lánzala al aire. A ver qué cara sale.
Hay personas que funcionan así: hoy sí y decido dar la cara y hoy no, y decido hacerte la cruz.
Hipócritas.
La vida no consiste en ocultar la parte de la moneda que no te interesan que vean, la vida consiste en arriesgarte, en darlo todo, en perecer por el camino, pero habiéndolo intentado, no consiste en mostrar sólo lo que conviene a cada momento. Si eres de esas personas, te doy permiso para desaparecer de mi vida.
Me gustan las personas claras, concisas, con sólo una cara, sin nada que esconder. Puesto que yo, frente a los demás, no escondo nada. Soy tal y como me muestro, más para mal que para bien, pero ese ya es otro tema.
Así, te diré una cosa, una última cosa, en vez de perder el tiempo girando la moneda, inviértela en comprarte por ejemplo un amigo, así por lo menos no estarás más sólo que un perro.

martes, 5 de junio de 2012

Enamorada.

Enamorada del amor suplica unos segundos de atención.
Algo de sexo desenfrenado sin pedir nada a cambio, sólo una charla trascendental después de por qué no, una felación.
No busca tus palabras, ni siquiera tus halagos, sólo quiere escuchar cómo le pides que por favor te folle.
No quiere que la llames bonita, sólo di que tiene las mejores tetas que has visto en tu jodida vida.
Quiere beberse uno a uno sus complejos, liarse uno mitad inseguridad, mitad hachís.
Te da la oportunidad de ser algo para ella en esta vida, uno más en la lista, alguien con quien compartir caladas e inquietudes durante hora y media, dos horas a lo sumo.
No la llames mañana, no necesita tu compasión, sólo necesita tus caricias una vez a la semana para no sentirse vacía del todo.
Nunca te ha mentido, por lo cual no hay por qué criticarla, de hecho, usar la palabra promiscua es una manera de desprestigiarla gratuita y totalmente ilícita.
Así pues deja tu teléfono a su disposición, permítele que te utilice, utilizaros los dos para calmar las ansias.
Fóllatela las veces que quieras, de la manera más sucia posible, en todas las posturas, pero nunca y repito, nunca, te enamores de ella.
Ella es una enamorada del amor que busca unos segundos de atención, no busca compartir una vida con nadie, y mucho menos contigo.

lunes, 4 de junio de 2012

Marcada.

¿Cuántos desgarros puede aguantar mi piel?
¿Cuánta falta de conciencia puede soportar mi estómago?
¿A caso no son ya suficientes heridas las que han dejado su cicatriz en mi alma?
Soy una mujer marcada. Marcada por el paso del tiempo, su paso lento y cruel, marcada por las manos de otros, dolida y humillada por errores ajenos.
Arrastrada.
No es suficiente la sangre que emana de mis heridas, no hay suficientes escombros para remontar este corazón.
Me perdí yo misma en otros mares, y rondan por mi cabeza los ideales de alguien que no debe de estar muy cuerdo.
Cuerdo, cuerda, locura, loca.
Desquiciada.
Viviendo en el límite que separa la realidad de la ficción. Los sueños de la vida. Mi vida de la muerte.
El único consuelo que quedaba era escribir algo productivo, y hoy, ni siquiera eso se me da bien.

jueves, 31 de mayo de 2012

Abuelo.

Podría escribir lo mucho que me va a doler tu partida, pero no puedo.
Me debato entre una tristeza obligada y una indiferencia que cada vez se apodera más de mi.
¿Qué puedo hacer?
No fuiste buen padre, y ni siquiera fuiste el abuelo que yo quería que fueses para mi.
Siempre con mentiras y falsedades.
Podría fundirme en tus ojos celestes y morirme de pena al saber que nunca más escucharé tu risa, pero ya no siento nada.
Viviste como quisiste y como pudiste, nunca llegué a conocerte como persona, nunca supe tu historia, pero tus actos hacen que pueda juzgarte y hacen que no sienta lástima.
Ibas a por mi a la escuela y, como siempre me recuerdas, una vez te pregunté:
-¿Abuelo, por qué a todos los niños van a recogerles sus padres y a por mi siempre vienes tú?
A ti se te cayó el alma al suelo, y se te quedó allí por lo que veo, dado que si sabías el por qué de esa pregunta nunca te esforzaste para ser un padre para mi.
Aunque eso de ser padre, nunca se te dio demasiado bien, por lo menos con Mamá.
¿Debo sentir tristeza porque tu vida se agota?
¿Acaso debo sentir culpa porque no estoy ahí para ti?
Por lo menos te dedico estas letras, que ya es mucho más de lo que me diste tú a mi.
Cuando esto pase, te echaré de menos, por supuesto, no quiero que te vayas de nuestro lado, sé la falta que le haces a ella, el amor ciego que siente por ti no tiene nombre.
Pero si a ella le dueles tú, a mi me duele ella.
El desprecio que cometiste hacia su persona te pasa factura ahora.
Los remordimientos deben taladrarte la cabeza, y el único consuelo que me queda de todo esto, es que, al final de tu vida, te des cuenta de los errores que cometiste e intentes solventarlos, por lo menos, qué menos, pedir disculpas.
Te di un voto de confianza, jurándome a mi misma que tú no eras culpable de nada, que si hubieses dado con una esposa en condiciones, con una mujer buena persona, hubieses sido distinto, hubieses sido para mi padre, abuelo y amigo, pero eso ya no importa, y aunque estoy aquí para ti, pase lo que pase, quiero que quede claro que no lo hago por ti, si no por Mamá.
Espero que para tu siguiente vida aprendas que quien vive solo, muere solo.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Juguemos.

Juega con mi vida, y hazme perder el tiempo, haz que me sienta viva, sumergeme en algo sin sentido.
Permíteme regodearme en mi tan ansiada tristeza. Haz que nada tenga sentido.
Déjame, abandoname, trátame mal.
Hazme sentir, lo que sea, pero lléname de sentimientos nuevos.
Cometamos locuras.
Córtame el alma, y por qué no, las piernas, o los brazos o lo que quieras.
Hazme sangrar.
Haz que esto pare.
Causame dolor, juguemos al amor.
Tienes que hacer que duela, vuelveme loca y permíteme volverte loco a ti.
Deséame hasta morir, despréciame hasta que me ahogue de pena.
Babea por mis palabras, odiame por mis letras.
Quiereme y déjame.
Dejame quererte y dejame dejarte.
Vamos a jugar a la ruleta rusa con mi vida esta noche, a ver cuántas pastillas puedo tomar hasta vomitar.
A ver cuántos disparos hacen falta para rebentarme los sesos.
Corramos riesgos, elévame hasta el cielo, hasta que roce la cordura con los dedos y luego estámpame contra el suelo de mi locura transitoria.
Juguemos a la vida. Juega con mi vida.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Inquietudes.

No tan al sur hablábamos sobre la vida cuando te conocí.
Mismo nombre, distintas personas.
Me fijé en tus manos, largas y delgadas y decidí entonces que esa noche serían para mi.
Elegante ante mis ojos me olvidé por un momento de cualquier prejuicio y me dejé llevar.
Entre beso y beso me sujetabas suavemente la cara y mientras me vestías con tu ropa, me quitabas la mía.
-Esta noche tendremos una conversación trascendental.
-Acepto.
Hicimos el amor lentamente,mientras me jalabas del pelo con firmeza.
La historia de como dos desconocidos se hacen uno en pocas horas.
El roce de tu piel me dio la libertad que tanto anhelaba, y tus gemidos mezclados con los míos se me antojaron absolutamente deliciosos. Como la vida misma.
-Me gusta tu hueso de la cintura.
-A mi me gustan tus ojos rasgados.
-Ahora es momento de tener esa conversación trascendental.
Acabamos y me dormí abrazada a ti, a un caballero que me hizo sentir mujer aquella noche.
A un caballero de luces azules que se llevó toda y cada una de mis inquietudes con su corbata.


domingo, 6 de mayo de 2012

Cajón de los recuerdos.


Bienvenido al cajón de los recuerdos, de los que ya no están.
No esperaba verte por aquí, por lo menos no tan pronto, pero en fin, hay algunas casualidades que no deberían haber pasado.
Ahora te encuentras dentro de esta caja que lleva conmigo tantos años, cada vez más llena de decepciones y melancolía y cada vez más vacía de ilusión.
Antes de meter tu recuerdo en ella tuve una lucha interna: quien entra ahí es para siempre, los momentos pasados se quedan en el fondo de mi armario, debajo de todas esas cosas materiales que no me importan una mierda.
Siete meses atrás un brillo atroz pasaba por tu mirada cada vez que me veías,  y yo me limitaba a sonreír, orgullosa, por todo lo que hacía sentir en tu interior.
Era yo la causa de tu felicidad, y ahora soy la causa de tu desdicha, ya ves, cosas que pasan.
Yo fundía mis dudas en tu espalda, y del calor que ellas desprendían, hicieron para mí un hueco en ti donde dejarme dormir, abrazada a la esperanza de que todas esas promesas que me hiciste serían para siempre.
En diecinueve años no he aprendido aún que las promesas tienen fecha de caducidad, triste pero cierto.
Y ahora…¿qué hago ahora?
Podría decir que con mi decidida marcha me he dejado muchas cosas atrás, que me he dejado por el camino un trozo de mi vida, que he derramado mis ilusiones por la acera mientras me marchaba, que le di un portazo en la cara a la esperanza cuando cerré la puerta de tu flamante coche rojo, pero hoy no voy a mentirte (a pesar de que nunca lo he hecho) con este adiós no me parece haber perdido nada.
No sé por qué me obligo a llenar mi rostro de lágrimas mientras guardo todo aquello que me recuerde a ti en mi ya muy odiada caja, pues no me salen lamentos por este adiós, por más que cada vez vea más claro que no es un hasta luego, no sé por qué no estoy triste, se que hoy he perdido algo más que una pareja, he perdido un amigo, pero supongo que no me duele porque hacía tiempo que sabía que ya no estabas ahí para mí, sólo que no he querido verlo hasta ahora.
En fin, fue un gusto conocerte, la verdad, pero ahora estas con el resto de personas que han dejado de importarme, así que aún sabiendo que una vez dentro de él no podrás salir, me dispongo a cerrar mi cajón de los recuerdos.
Adiós.

sábado, 5 de mayo de 2012

El regreso de la Chica del pelo Arcoíris.

Volvía a ser Mayo y decidió seguir usando una fachada dura y distante; decidió volver a ponerse sus botas de suela dura.
Después de un año, siguió teniendo más enemigos que amigos y esta vez no habían excepciones entre las féminas, para cuidarse ya estaba ella misma, aprendió a no necesitar a nadie.
Su pelo demostraba que aún no se había encontrado, pero estaba cerca, más cerca de lo que muchos creían.
No había ahora príncipes que la rondasen ni nadie que la usase como un mero juguete sexual, era mejor así, o eso creía ella.
Cogió un bolígrafo y se dejó llevar, echaba de menos utilizar una prosa que doliese, aún quedaba suficiente tinta como para desangrar un par de años más de su vida.
Bien, este era su momento y así quería que fuese, iba a coger las riendas de su vida, aquella que dejó que otros  llevasen, y puso unas metas para este mes metido en lluvia.
Se desnudó y no habían otros ojos que la deseasen más que los suyos propios, hoy por hoy había prometido cuidarse, mimarse como nadie nunca supo mimarla. Se puso unos pantalones cortos y un sujetador, poca ropa para verse bien los defectos, para aprender a aceptarlos poco a poco.
Descalza, como siempre, corrió por el patio. Llovía y se mojaba los pies, saltaba en los charcos mientras reía sin parar. Supongo que vista desde fuera parecía una loca, pero lo cierto es que ella nunca estuvo demasiado cuerda.
Volvió a ser rosa, y se vistió con sus cuatro afiladas espinas, aquellas que escondió bajo la cama hacía siete meses.
No quería una historia de amor del siglo XXI, lo cierto es que ya ni siquiera quería algo Romántico-Becqueriano, ahora sólo quería estar sola.
Beberse uno a uno los problemas, guiñarle un ojo al destino, gritarle al mundo entero que ésta era su vida, y que no había nadie lo suficiente importante como para herirla, ya no.
Se acarició su ahora pelo corto y sonrió al recordar el momento en el que cogió las tijeras en un acto inútil por sentirse bien consigo misma.
Ahora sólo pretendía meterse en la cama para dormir las horas justas y necesarias para hacer desaparecer la resaca.
Chupó la sal, mordió el limón, bebió a morro y gritó: ¡Que le jodan al mundo!
En fin, sigue quitándole egocentrismo a un texto hablar en tercera persona.

viernes, 4 de mayo de 2012

Azul mediocre.

Te aburres del día a día, de lo que tienes e incluso de lo que nunca has llegado a tener, y...¿sabes? yo sé por qué:
No sabes lo que es amar ciegamente, con locura, sin pensar en el mañana, sólo en el ahora, en el ya. No sabes lo que es coger una moto a las cuatro de la mañana y pasar horas en la carretera nada más que para calmar su ansia, para demostrarle que vale más de lo que cree; no sabes hacer desaparecer su inseguridad con una caricia. No tienes ni idea de lo que es escaparte de casa de madrugada una noche de tormenta para ir a buscarle e ir andando y notar como te cala el miedo y la humedad hasta los huesos. No sabes lo que es quedarte completamente vacío, ni sabes lo que es sentarte en una ventana a esperar durante horas por si llega una maldita casualidad que lo devuelva a tu lado.
¿Tú me hablas de amor? Qué sabrá el ciego del color del mar si nunca ha podido verlo, sólo sabe de oídas que es azul, pero nunca contemplará una playa de agua cristalina. Así, en una vana intención de creer en el amor verdadero te prometes a ti mismo que lo que sientes es tan puro como la vida misma, mas el tiempo pasa (y como bien sabes, pesa) y te das cuenta como cada día es más largo y agonizante que el anterior, como todo es lo mismo hora tras hora, minuto tras minuto y de buenas a primeras deja de encandilarte su sonrisa, dejas (si es que alguna vez llegaste a hacerlo) de hacerle el amor, de verla como si fuese lo más preciado del planeta, dejas de verla como la niña pequeña que siempre juraste que sería para ti, ahora, aunque ¨duela¨ es una desconocida ante tus ojos. Pasa el tiempo y te aburres del día a día, de lo que tienes e incluso de lo que nunca has llegado a tener: te aburres de tu flamante coche rojo por el cual has sentenciado tus días a un trabajo que te pesa cada vez más. Te aburres de tu ciudad, a la que ahora estás encadenado por el resto de tu vida y me atrevería a mencionar que te aburres de repetirte a ti mismo que esto es lo que quieres, que lo que quieres es un trabajo, dinero a final de mes, una casa y un coche, porque, Cariño, ambos sabemos que te engañas a ti mismo constantemente al creer que tienes la vida que siempre has deseado. Ahora bien, te pregunto ¿de qué te vale una casa si no tienes a nadie que te abrace por las noches? ¿de qué te vale un coche si no tienes a nadie con quien compartir los paseos? ¿de qué te vale el dinero si no tienes a nadie a quien invitar a cenar o a quien llevarte de viaje? Tanto pensar en el mañana y tu presente se te ha escapado de las manos. Triste, a la par de irónico, muy en mi línea, por cierto. Cuando aprendas lo que es amar de verdad, lo que es estar en una nube y de repente abrirte la cabeza contra el suelo en un mismo segundo empieza a contar conmigo. Me cansé de tu vana intención por hacerme creer que lo que sientes es puro, (si hay algo puro en ti es tu egoísmo) Así, y aunque te duela, que eso ya no es de mi incumbencia he de decirte que sí, fue bonito mientras duró y que aunque la melancolía a veces se apodere de mi y pierda la cordura y por qué no, la compostura, tú nunca supiste destrozarme y volverme a armar con una sola palabra. Cuando tú, mi ciego, veas el agua cristalina de una playa sabrás entonces que lo que sentiste conmigo era sólo un azul mediocre que no mereció tanto la pena como juraste y perjuraste.

sábado, 31 de marzo de 2012

En tus pestañas.

Te levantas por la mañana y ahí lo tienes, la inspiración de carne y hueso, de pestañas y dedos enredados en tu pelo. Y así, como si nada, vuelves a escribir, y lo único que te anima a ello es recordar su sonrisa cansada a las siete de la mañana, dándote los buenos días.
Sus articulaciones se estiran, al igual que tus ideas.
Le preparas el desayuno, te guiña un ojo y tres horas más tarde de lo habitual amanece para ti.
Le besas, vuelves a besarlo, y otra vez y otra, y otra…y sus labios te saben a papel blanco, a boli nuevo, y lo adoras.
Piensas en lo largo que se hace el día sin él, en lo que te cuesta escribir un mísero párrafo por más que suene la música o por más tabaco que tengas.
Pronto, muy pronto saltarás al vacío y se te cogerá aquel nudo en el estómago que ya creías olvidado, pero te salvarán sus versos y todo saldrá bien, todo va a salir bien.
Cae la noche, y le pones un punto y final a este día, y te duermes en sus pestañas, en su hueco de la espalda hecho especialmente para ti. Sin miedos, sin dudas, sin peros.

martes, 21 de febrero de 2012

Promesas.

Puede parecer una vana promesa de juventud, una de esas que se hacen los quinceañeros en todas las películas de los sábados tarde, pero se equivocan.
Ella tenía un largo y pedregoso camino recorrido, le pesaba la sombra de su pasado a su espalda, le dolían los pies, y su voz ya estaba cansada de entonar el mea culpa.
Él volvía de la guerra, de un hostal barato de besos y amor sin compromiso, su hombro enrojecido por la carga de su fusil recordaba un sinfín de malos momentos por olvidar.
Y entonces ocurrió:
Varias metáforas más tarde, ambos coincidieron haciendo un descanso en unas ruinas un tanto extrañas. Él, al verla, pensó que había encontrado cobijo, ella, vió un claro dentro de la tempestad, alguien que le ayudase a descargar el pasado de su espalda.
Se sentaron y conversaron durante muchísimo tiempo, tanto que casi pasó un año y cuatro meses. Imagínense, si estuvieron tiempo hablando que aquellas ruinas, cansadas de ser pasado se convirtieron en una preciosa casa que evocaba al futuro.
Cuando se quisieron dar cuenta estaban dentro de un nuevo hogar, con el pestillo echado a la guerra, los pies descalzos y descansados y todo lo malo olvidado.
Entonces ella preguntó:
-¿Cariño, seremos la envidia del mundo para siempre?
Y él contestó:
-Sí, te lo prometo.