martes, 14 de agosto de 2012
Trastornada.
¨Con su aire de ramera experta en el contagio del odio hacia la vida, del tedio y del cansancio¨
Verás, esto es así:
Vuelven a ser las cinco, y vuelvo a estar en vela. Puedes exculparme diciendo que he dormido la tarde entera o cosas por el estilo, pero igualmente me importan un bledo tus circunstancias, vuelven a ser las cinco y vuelvo a estar en vela.
Acaricias con ternura mi piel, y sé que mientes.
No buscas una piel suave y lisa bajo tu mano, no buscas calor o confort en mis piernas, lo único que quieres encontrar, jodida desquiciada, son marcas, heridas, cicatrices, para regodearte en tu ansiada tristeza concertada, sangre fresca con la que deleitar tu trastornado paladar.
Te encanta, lo adoras.
Eres la mancha en mi perfecto currículum, eres el tipo de persona pedante que susurra suavemente que curriculum no tiene tilde ya que es una palabra procedente de la segunda declinación del latín, y como (ahí es donde demuestras lo gilipollas que eres) todo el mundo sabe, las palabras en latín no llevan nunca tilde.
Prepotente de mierda.
Vas de dura y lo único que se te ocurre hacer cuando te sientes impotente es encerrarte en el baño, hacerte un par de rasguños y ponerte a llorar como una cría sentada en la bañera.
Me das pena.
Y lo mejor de todo es que hagas lo que hagas nunca vas a cambiar.
Siempre vas a seguir siendo la típica niñata consentida con síndrome del chalet que lo ha tenido todo en su puerca vida y va por ahí intentando dar lástima y llamando la atención de quienes te rodean para dejar de sentirte menos sola.
Vete a vomitar un rato, bulímica con retraso.
¨Oh, miradme, soy una chica con problemas, voy de fuerte pero en el fondo soy una romántica becqueriana que sabe que su vida dará un giro y será perfecta.¨
Lo que eres es subnormal profunda.
Haces chistes con hechos desagradables de tu vida para hacer ver que no te duelen, y lo mejor de todo es que cuando acabas esos dobles sentidos que tanto te gustan, te miras al espejo y gritas: ¡Me das asco, hija de puta!
Y vuelves a encerrarte en el baño, a hacerte un par de rasguños y a llorar en la bañera.
En fin, podrías meterte un tiro, o acabar lo que una vez empezaste, así por lo menos me dejarías dormir, jodida pedante de mierda, que me tienes agotada ya con tus batallitas de niña maltratada.
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Niña, no escribas tú estas cosas, que sino cuando me cabree contigo ¿qué hago? ¿insulto a la otra?... Con esa creo que me llevo bien. *Tono de humor*
ResponderEliminarPero, oye, hay una frase que no encaja para nada con el resto. No sé qué narices hace ahí:
"Y lo mejor de todo es que hagas lo que hagas nunca vas a cambiar."
...palabras, palabras... Cámbiala con hechos.