viernes, 15 de julio de 2011

Conjeturas.

Ya es tarde, supongo, para vivir de recuerdos, para emocionarse con alguna que otra canción o para rodar en una cama.
Es tarde para ti y para mi, para los dos, para nosotros.
Es absurdo dejar que el tiempo pase para borrar heridas (por eso de que hay algunas que no se pueden curar), para calmar mi ansia, para olvidar tu presencia, pero ya sabes, no queda otra alternativa:
Me voy. Hace tiempo que te fuiste.
Y era así, la dura realidad se apoderaba de nuestro lecho, las segundas partes nunca fueron buenas y no hablemos ya de las quintas, octavas o undécimas.
Aquellas mariposas se esfumaron con el vapor de unas lágrimas que aún hoy siguen derramándose por mi rostro.
Y ya no quedan colores para rellenar mi sonrisa o mis palabras o por qué no, para dibujar en tu espalda.
Ya es tarde, supongo, para vivir de recuerdos, en el pasado, para ti, para los dos, para nosotros, pero a ratos, sólo a ratos, todo esto se convierte en mera superstición, en simples conjeturas.

sábado, 9 de julio de 2011

Guerra.

Me gusta la guerra, qué puedo hacer si disfruto los enfrentamientos tanto como la vida misma.
La bandera blanca me frustra y no soy feliz si no hay combate.
Combate, combatir, odio hacerlo contra mi misma y últimamente me ataco directamente al esternón.
Echo de menos aquel cuerpo a cuerpo, palabras que duelen contra palabras que intentan, en vano, hacer doler.
Y qué hago si sólo hay paz en mi vida, si no hay nada más que alegría entre una estresante felicidad y me agobio entre tanta sonrisa. Será que estoy acostumbrada a las lágrimas, ya saben, si todo te hace daño cuando encuentras un resquicio de armonía éste te cala hasta el alma.
No hay balas hoy en mi trinchera, y mi cara a cara se ha convertido en beso a beso.

martes, 5 de julio de 2011

Empirismos.

-Juraría que no estás enamorada.
-¿Y eso tú cómo lo sabes?
-Por tu actitud, antepones tus deseos a los de él.
Bien, lejos del sentido que todo el mundo da al amor hoy en día, es menester mencionar que puedes querer a una persona sin tener que dejar en un segundo plano tus expectativas.
Después de unas cuantas relaciones fallidas, un par de corazones rotos y tres docenas de remedios caseros contra el síndrome de ¨eres más que mi vida¨ me veo obligada a decir que se puede, oh créanme que sí, querer a alguien sin menospreciar tu propia vida.
Jamás, por muy enamorada que estés, por más que te brillen los ojos, o por más absurdas mariposas que vuelen por tu estómago debes dejar que nadie sea tu vida, repito, jamás.
Las personas van y vienen, y esto es un hecho, ya lo decía Hume: La costumbre es la gran guía de la vida humana.
Cuando te acostumbras a X persona, o llamémosla albóndiga si lo desean, y haces de ella tu día a día, tus ganas, tu pasado presente y futuro, cuando llegue el funesto día, créanme que llega, por más promesas y por más candados inseparables en el jardín de Calisto y Melibea, en el cual esta persona se marche, si haces de ella lo más importante para ti, te quedarás sin nada.
Así que discúlpenme si ahora le tengo miedo a las alianzas y a los te amo, o si antepongo mi felicidad a la de otra persona, o si no me da la realísima gana pasar un mal rato para que la persona con la que comparto actualmente mi vida sea mediocremente feliz.
Discúlpenme señores, pueden llamarme egoísta, pero si alguna vez he de volver a perder mi vida no me gustaría haber perdido, además de lo que ello conlleva, mi tiempo. Empíricamente hablando, claro.