miércoles, 23 de mayo de 2012

Inquietudes.

No tan al sur hablábamos sobre la vida cuando te conocí.
Mismo nombre, distintas personas.
Me fijé en tus manos, largas y delgadas y decidí entonces que esa noche serían para mi.
Elegante ante mis ojos me olvidé por un momento de cualquier prejuicio y me dejé llevar.
Entre beso y beso me sujetabas suavemente la cara y mientras me vestías con tu ropa, me quitabas la mía.
-Esta noche tendremos una conversación trascendental.
-Acepto.
Hicimos el amor lentamente,mientras me jalabas del pelo con firmeza.
La historia de como dos desconocidos se hacen uno en pocas horas.
El roce de tu piel me dio la libertad que tanto anhelaba, y tus gemidos mezclados con los míos se me antojaron absolutamente deliciosos. Como la vida misma.
-Me gusta tu hueso de la cintura.
-A mi me gustan tus ojos rasgados.
-Ahora es momento de tener esa conversación trascendental.
Acabamos y me dormí abrazada a ti, a un caballero que me hizo sentir mujer aquella noche.
A un caballero de luces azules que se llevó toda y cada una de mis inquietudes con su corbata.


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