viernes, 17 de agosto de 2012

Bofetadas.

Te paras a pensar y de pronto lo entiendes:
Dos no se pelean si uno no quiere, pero, ¿qué pasa cuando dos quieren pelearse y no hay tal pelea?
Llega la frustración y te haces millones de preguntas como: ¿Por qué no le partí la cara? O ¿Por qué no me cagué en su puta madre? En fin, ya sabéis, cosas de peleas.
Y es que hay situaciones, que aunque sea mejor evitarlas hay que llevarlas a cabo sólo para dejar de preguntarte por qué no hiciste esto, o por qué no dijiste lo otro.
Hay situaciones que hay que afrontar sólo para no estar el resto de tu vida preguntándote que qué habría pasado si…
A lo mejor le hubieses partido la cara, y a la semana os hubieseis ido de birras.
O a lo mejor te hubiese dado tal paliza que no querrías verlo en la vida.
Pero ya nunca lo sabrás, porque, pese a que los dos queréis, nadie es lo suficientemente valiente como para dar la primera bofetada y afrontar el futuro de frente, juntos o separados.

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