martes, 27 de enero de 2015

Apaga los fogones

Verás, esta es mi mierda, y no pretendía inundarte con ella.
Simplemente me perdí.
Suele pasarme cada otoño, suelo encontrarme cada primavera.
Los hombres suelen querer salvarme, yo les enamoro con la idea fantástica de ser los héroes de esta historia.
Después, la zorra despiadada que les susurra la verdad soy yo. No, no quiero ser salvada. No os necesito ni nunca os necesité.
Este es mi juego.
Si soy encantadora y os encandilo porque os doy vida es vuestro. VUESTRO. Puto problema.
Además la chupo de vicio, y con esa carita de niña buena, si es que es mi culpa, joder, que encandilo a cualquiera, ¿verdad?
Además, fíjate por dónde, no soy celosa, doy libertad absoluta con mi fe irracional e ilógica en la pareja y en el amor.
Maldita zorra despiadada, que mal te he tratado en estos diez meses.
Mi problema, fue contarte mi vida y desnudarme el alma después de, triste de mí, haber pasado tantísimo tiempo sin que me tocase nadie.
Y tuviste que ser tú, con esa cara de hombre bueno y santo y con manos suaves y cariñosas y tan bueno en la cocina y tan perfeccionador que me perdí por quedarme prendada mirándote hacer y deshacer a tu antojo, sumisa, ante ti.
Y era MI mierda LA MÍA cuántas veces te lo repetí que no necesito ser salvada de nada, que me salvo yo sola, porque llevo meciéndome a mí misma y calmando mi propia ansiedad veintidós años para que llegues tú, ajeno a todo mi alrededor y pretendas ser héroe y salvador.
La heroína de esta historia, amigo mío, aquí, soy yo,
Cuando te diste cuenta de que no podías, en vez de ser apoyo, amante, hombro, paciencia de la que tanto alardeaste, fuiste machaque constante, patadas que rompieron cajones, puñetazos que rompieron corazones.
Y luché por no mearme del miedo ante ti, y te supliqué un hueco en la cama, y te llamé cariño y tú, pueril, como son los hombres crueles no tuviste piedad alguna ¡Es tu culpa, es tu culpa, es tu culpa!
Y mi culpa fue, llevarte idiota de mí, al hospital al día siguiente, y bailarte el agua cada día y callar cuando pedías que callara porque no eran tus aguas.
¿Que has intentado salvarme? Yo te doy las gracias por los buenos momentos vividos, que los han habido.
Primero de salvar a nadie, sálvate tú mismo, que yo llevo muchos años acarreando con MI mierda y sé de qué va este juego, el tuyo, vida mía, tiene otro nombre distinto al mío.
Siento que no haya podido ser todo lo que quisimos ser en algún momento.
Mi decisión ha sido la correcta, lo peor de todo esto es que a pesar de todo, te quiero.