domingo, 6 de mayo de 2012

Cajón de los recuerdos.


Bienvenido al cajón de los recuerdos, de los que ya no están.
No esperaba verte por aquí, por lo menos no tan pronto, pero en fin, hay algunas casualidades que no deberían haber pasado.
Ahora te encuentras dentro de esta caja que lleva conmigo tantos años, cada vez más llena de decepciones y melancolía y cada vez más vacía de ilusión.
Antes de meter tu recuerdo en ella tuve una lucha interna: quien entra ahí es para siempre, los momentos pasados se quedan en el fondo de mi armario, debajo de todas esas cosas materiales que no me importan una mierda.
Siete meses atrás un brillo atroz pasaba por tu mirada cada vez que me veías,  y yo me limitaba a sonreír, orgullosa, por todo lo que hacía sentir en tu interior.
Era yo la causa de tu felicidad, y ahora soy la causa de tu desdicha, ya ves, cosas que pasan.
Yo fundía mis dudas en tu espalda, y del calor que ellas desprendían, hicieron para mí un hueco en ti donde dejarme dormir, abrazada a la esperanza de que todas esas promesas que me hiciste serían para siempre.
En diecinueve años no he aprendido aún que las promesas tienen fecha de caducidad, triste pero cierto.
Y ahora…¿qué hago ahora?
Podría decir que con mi decidida marcha me he dejado muchas cosas atrás, que me he dejado por el camino un trozo de mi vida, que he derramado mis ilusiones por la acera mientras me marchaba, que le di un portazo en la cara a la esperanza cuando cerré la puerta de tu flamante coche rojo, pero hoy no voy a mentirte (a pesar de que nunca lo he hecho) con este adiós no me parece haber perdido nada.
No sé por qué me obligo a llenar mi rostro de lágrimas mientras guardo todo aquello que me recuerde a ti en mi ya muy odiada caja, pues no me salen lamentos por este adiós, por más que cada vez vea más claro que no es un hasta luego, no sé por qué no estoy triste, se que hoy he perdido algo más que una pareja, he perdido un amigo, pero supongo que no me duele porque hacía tiempo que sabía que ya no estabas ahí para mí, sólo que no he querido verlo hasta ahora.
En fin, fue un gusto conocerte, la verdad, pero ahora estas con el resto de personas que han dejado de importarme, así que aún sabiendo que una vez dentro de él no podrás salir, me dispongo a cerrar mi cajón de los recuerdos.
Adiós.

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