Mi musa, cansada de ser descrita, quiso ser fotografiada.
Se volvió luz y trastornó mis párrafos, se tornó refelejo y olvidó mis versos. ¿Y ahora? ¿Qué queda ahora?
Se va, ha cambiado y me siento incapaz de recordar aquellas palabras que resbalaban por su cintura. Aquella prosa ya no me pertenece.
Ahora sólo aparece ante mis ojos su cuerpo desnudo en contraluz, su mirada en primer plano, su pelo abordado por la hora azul.
Vuelve, Musa, a mis sílabas o divídete en papel fotosensible y en mi ya casi gastado bolígrafo.
Cambiar a Neruda por Madoz no me parece factible, pues caben ambos en mis manos.
Cabes, mi Musa, en dos artes.
Como todo, lo nuevo atrae mas, deja que tu musa se aburra de esa luz roja y el papel fotosensible, ya veras como volvera para acabar de gastar la tinta de tu boligrafo.
ResponderEliminarOH o.O sin palabras, cebollita.
ResponderEliminarY tanto que sí, japuta.
ResponderEliminarY si te da por pintar al óleo o dibujar con arena a contraluz también, qué coño, little bohemian artist.
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