¿Cuántos desgarros puede aguantar mi piel?
¿Cuánta falta de conciencia puede soportar mi estómago?
¿A caso no son ya suficientes heridas las que han dejado su cicatriz en mi alma?
Soy una mujer marcada. Marcada por el paso del tiempo, su paso lento y cruel, marcada por las manos de otros, dolida y humillada por errores ajenos.
Arrastrada.
No es suficiente la sangre que emana de mis heridas, no hay suficientes escombros para remontar este corazón.
Me perdí yo misma en otros mares, y rondan por mi cabeza los ideales de alguien que no debe de estar muy cuerdo.
Cuerdo, cuerda, locura, loca.
Desquiciada.
Viviendo en el límite que separa la realidad de la ficción. Los sueños de la vida. Mi vida de la muerte.
El único consuelo que quedaba era escribir algo productivo, y hoy, ni siquiera eso se me da bien.
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