miércoles, 8 de abril de 2015

De cero a cien.

No conozco el verbo herir en formato personal.
No hacia, por ni para ti desde mí. No a posta.
Jamás con la premeditación de herirte.
No hay un pensamiento previo de ¨voy a hacerle daño¨, en serio.
Lo hago. Hablo, hablo, hablo y no se me detiene. Voy directa al pecho.
Yo no te hiero, yo te mato (pero sin querer, ¿ha quedado ya claro?)
Cuando tenga tus entrañas en las manos me tiraré al suelo llorando pidiendo perdón e intentaré coserte la carne con las manos; Piel con piel.
Te devolveré la vida, te irás, te llevarás la mía.
No podré prometerte nunca que no te lanzaré palabras subrayadas de cianuro.
Puedo prometerte que te crearé una y otra vez y que aprendo, a mi ritmo, de mis errores.

viernes, 3 de abril de 2015

Mediocre.

Mi pecho es un sonajero de cristales;
a veces hace cosquillas,
a veces de dolor arde.
Mi vientre es plano (un mapamundi del deseo)
a veces sueña con ser abrigo y madre.
a veces tiene miedo y se obliga a ser yerma.
Mis manos suelen temblar por todo.
A veces tengo fuerza y sostengo el peso del mundo entero.
A veces están frías y las meto en los bolsillos, ajenas a todo, hasta de mí misma.
Mi mente, un ovillo reliado. ¿Quién lo desliará?
El mejor que lo deslíe...
Mis ojos, ellos no saben mentir.
¿Yo? Como todas.