Le escribe poemas de amor llenos de palabras bonitas y elegantes que rebosan falsedades.
La mira con unos ojos que intentan imitar la ternura de dos enamorados.
La acaricia para intentar sentir lo que sintió otras veces, y se repite así mismo que esta enamorado.
-Mi vida, estaremos juntos siempre, escribiremos cuentos de amor donde tu serás mi princesa y yo iré a buscarte sobre mi corcel blanco a tu castillo encantado y nos fundiremos juntos en un largo y apasionado beso de amor.
-Lo siento, pero tu solo eres para mi uno de los muchos sapos que besé, ni yo soy princesa, ni el 36 del zapato de cristal me queda bien.
Moraleja: el hombre promete y promete hasta que mete, una vez metido, nada de lo prometido.
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