Sentada en la orilla de cualquier playa, oigo el estruendo ensordecedor de la lluvia a mi alrededor.
Mojan mis mejillas mis lagrimas a la vez que el mar mis pies.
-Sola-musité con voz temblorosa.- sola, como siempre.
El mundo gira y yo me quedo esperando el amanecer como aquel principito con la única compañía de una flor.En este caso, yo no soy princesa de ningun libro, y no hay flor que quiera mi compañía.
Palabras llenas de nostalgia, que escribo en la arena de esta playa desierta.
Cuando escribo el punto y final la marea borra mis letras y debo volver a empezar.
En ese momento oigo pasos, pasos lentos, pesados. Una señora vestida de negro sale de entre las sombras, me señala con el dedo y sin saber por que, me marcho con ella y dejo de sentirme sola.
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