miércoles, 25 de mayo de 2011

La chica del pelo arcoíris.

O el corazón de piedra.
Era una chica dura, o eso era lo que decían, pues de duro sólo llevaba la suela de sus botas.
Tenía más enemigos que amigos y supo desde que era una cría que este no era su sitio, no era su lugar, no era su ambiente, no eran sus ganas.
Nunca supo adaptarse a lo que le pedían y no le quedaba más remedio que fingir ser la chica fuerte a la que nada le duele. Pero era una simple fachada, todo le dolía, todo le calaba hasta el alma.
No fue nunca cómplice de las mentiras, le gustaban las cosas claras, por más que sangraran sus heridas, no obstante de vez en cuando contaba alguna que otra verdad a medias. Esas verdades que después de un tiempo no se sabe cuánto era de mentira.
Cuando se sentía deshecha (unas tres o cuatro veces al día) se encerraba en sí misma y se autoconvencía de que todo iba a salir bien o de qué es lo que tenía que sentir.
A veces se frustraba tanto que ni siquiera sabía quién era ella, ni qué es lo que sentía, ni qué es lo que quería, ni qué es lo que quería ser.
Ser, ser ella misma, sin tapujos.
Las mujeres la odiaban, nunca fue aceptada entre las féminas, supongo que es porque la veían como competencia, como una rival. En la regla está la excepción, ella tenía tres preciosas excepciones que la adoraban y cuidaban como si fuese la cría que nunca quiso dejar de ser, ellas eran Andrea, Claudia y cómo no, su marronera preferida, Loyda.
Los hombres se encaprichaban de ella, al máximo además. Todos querían darle una preciosa historia de amor, de esas en las que al tercer mes ya está todo hecho un desastre, de esas historias de amor del siglo XXI. Hubo algunos que se la merecían, de los que ella quiso enamorarse, sentir algo profundo, a lo romántico, pero a lo Romántico Becqueriano, sino no le valía, pero no pudo ser. Así que cansada de no poder dar nunca a los demás lo que le correspondía, deseó ser simplemente un juguete sexual, que la apreciasen pero que ese cariño no superara nunca la raya entre amor y obsesión.
Como he oído que le dicen por ahí: Fucker and Destroyer.
Últimamente no escribía sus sueños en papel, lo hacía directamente en el ordenador ¡ah¡ cómo cambian los tiempos.
Así que un día, uno de estos días de mayo, decidió esconderse de todo, pese a que no era su juego, pero estaba cansada de herir a todos aquellos Principitos que querían que fuese su rosa sin preocuparse de sus cuatro afiladas espinas.
Se metió en la cama y dejó pasar el tiempo.
Era tiempo de cambiar, de buscar su sitio, de luchar, ya saben: Mañana no será lo que Dios quiera, si no lo que tú quieras.
Era tiempo de dejar de escribir sobre ella misma, dejar de creerse el centro del mundo, pero ¡ah¡ lo peor de todo es que no podía dejar de ser el centro y es que, para ella no existió jamás otro mundo que no fuese el suyo propio.
Aunque bueno, escribir en tercera persona siempre quita egocentrismo a un texto.

1 comentario:

  1. Como siempre, sin palabras, no he leido todos tus textos pero desde que leo este blog muy pocas veces por no decir ninguna sacas a la luz los nombres de la gente que te acompaña y te quiere, solo decir que no creo que te merezcas algunas palabras que hay en ese texto, pero bueno....

    Aqui se despide un amigo. un Abrazo!, ya nos veremos Ross! ^^

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