martes, 19 de abril de 2011

Partidas.

Hubo un tiempo en el que decidías buscarte en los brazos de cualquiera que te soltase tres cosas bonitas y te levantase una ceja.
Esto era así, te perdías en ti misma, no querías encontrarte.
Las noches pasaban fugaces, y no era absurdo pararse a beber un café y a tomar unas tostadas para empezar el día, pero no, ese no era tu juego, o te desayunaban o te mantenías en ayunas.
El tiempo fue pasando y por más que suene ridículo puesto en boca de una dieciochoañera, ya no quieres peones a los que comerte ni torres desde las que lanzarte, ahora solo quieres un rey que te proteja, que te haga compañía por las mañanas, que se beba contigo el café mientras comentáis las noticias.
Sueños de adulta para una cría.
Pero ahora éste era su nuevo juego, no quería hacer trampas.
Se vestía con tirantes para no poder ocultar ningún As bajo su manga.
Si daban con un Jaque Mate, éste debería acabar con los dos, uno sólo en su tablero no tenía sentido.

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