Vete, no te quiero en mi vida.
El simple hecho de mirarte me repugna, alguien como tú, con esa forma de dañar al prójimo no debería existir.
Fuera, fuera de mi mundo, de mi teléfono, de mi casa, de mi misma.
Odio el tacto de tu piel sobre la mía, tus manos acariciando mi pelo, mientras me dices uno de tus más hipócritas te quieros, me resultan deplorables.
No te quiero, no quiero nada de ti, de echo, no me quiero a mi misma, con eso sobran las palabras.
Un perdedor frustrado, enamorado de alguien que lo abandonó, que prefirió su libertad al maltrato, como ya te dije, nunca serás feliz.
No me busques en ella, no me encontrarás, y, aunque mis ojos al reírse sean su puta calcamonía , yo no soy ella.
Una voz callada durante demasiados años, ha sido destapada, y la ira y el dolor rebosan por mis manos.
No quiero oír mi móvil sonar, no quiero, porque se que no podré callar más, porque se que te arruinaré la vida, y la verdad es que me importaría tanto como el mercado de patatas en China.
Esa niña encerrada en el asiento de un coche, asustada y temblorosa, aprendió a abrir el pestillo, y salió al mundo, respeta mi indiferencia, será el máximo de cariño que recibas de mi.
Dos caras, ya lo dije.
Ahora no me vale un: envolví mi pasado en papel de plata.
La nieve que cubre tu pelo y tu nariz no es excusa para tus actos.
Había que sacarlo de alguna forma. Tú lo sabes y él debería saberlo.
ResponderEliminarSeré el chorro de agua, no que te impulse para que subas, sino para mantenerte arriba. Te quiero.