martes, 31 de agosto de 2010

Aquello que me diste.

Nos fundimos, en los mismos metros cuadrados que hace tanto tiempo dejamos de usar como lecho. En el mismo lugar donde tanto sudor, risas y miradas compartimos.
Y esque, joder, hemos compartido tantísimas cosas...
Me estremezco, me besas, ya no es como antes, empiezo a odiar esa frase. Tú, que ya no eres tú, y yo, que ya nose ni quien soy.
Suena una canción, nuestra canción, otra que me recuerda a ti, otra que te recuerda a mi, otra que hace que nos pongamos a llorar, abrazados, dos amantes ahora extraños, que, más tarde o más temprano el tiempo borrará.
Perdóname si alguna vez perdí la compostura, es cierto que hago las cosas más difíciles, y esque, como ya sabes, las cosas fáciles me aburren.
Lloro escribiendo estas líneas, como todas aquellas cosas que te escribí, a ti, Peteriví.
Tú, que siempre estuviste ahí, llegué a odiarte, el mundo siguió girando cuando pediste que me fuera, y lo hice, me fui, escapé de tus redes, de tu trampa de mentiras y pasión.
Y ahora que iba concentrada en caminar hacia delante mientras pisaba fuerte, volviste, y tocaste mi alma con cada una de esas caricias, secaste mis ojos mientras cantabas, susurrando, en mi oido.
No tengo palabras, conserva todo aquello que me diste, guárdatelo bien dentro, pero no lo compartas aún conmigo, hoy, me siento débil, shiquituha entre tus brazos, y echo de menos tus palabras.
Cometeré un error si grito tu nombre a los cuatro vientos, lo sé, lo sabes, todos lo saben.
Yo ya no soy para ti, y tú...bueno, tú hace tiempo que dejaste de ser mio.
-Me voy.
-Hace tiempo que te fuiste.
Y me vuelvo a estremecer, a ti tampoco te gustan las cosas fáciles, pero, Cariño, la lucha cansa, y caí rendida en otra tierra que no era la mía.
No me arrepiento, y, se con certeza que mis palabras hieren aquél corazón partio que cantaba ese Alejandro Sanz.
No se si está bien o esta mal, pero...sigamos siendo cómplices en compañía.

jueves, 26 de agosto de 2010

Indiferencia.

Busca una respuesta a todas esas preguntas que aun nisiquiera te has planteado.
¿Cambiarías algo de tu pasado? ¿o preferirías cometer exactamente los mismos fallos que antaño solo para serte fiel a ti misma?
Hacer daño no es gratis, siempre trae complicaciones, la vida, en sí, y sus desdichas.
El tiempo corre, y tú a veces puedes quedarte por el camino, o él, o ella, o cualquier persona que cruce una simple mirada contigo.
Bañarte en indiferencia puede ser el problema, pero porqué no, también la solución.
Vives, y esperas una llamada, un beso, una flor, vives, esperando, y es ahí cuando te olvidas de vivir, y todo te sabe a poco, ya no quieres una llamada porque si, quieres una llamada de buenas noches, y otra de buenos días, ¿un beso? una miseria pudiendo poseer todo su cuerpo y desgastar sus labios junto a los tuyos, una flor se queda pequeña frente a la belleza de un ramo.
Vives, sin más, con sueños que no se cumplen, con ilusiones que vuelan lejos, con amores imposibles que se quedan en tu almohada.
Sal a la vida, y no esperes nada, pero no dejes tampoco que nadie espere nada de ti, ya sabes, la indiferencia puede ser el problema o la solución.

lunes, 23 de agosto de 2010

Málaga.

Sentados en la estación soñábamos en tecnicolor con un futuro que nos parecía demasiado corto.
Tú tocarías en New York, mientras yo me preparaba el guion en una cafetería cualquiera de Hollywood.
-Llegaré a lo más alto.
Y no lo dudo, tienes fuerza, tienes alma, tienes todo el corage que se puede desear, más allá de la oscuridad el cielo para ti, siempre será azul.
Tan optimista, me encantas.
Seguíamos esperando nuestro particular transporte despues de un fin de semana lleno de desvaríos y risas varias, cuando te prometiste a ti mismo, en voz alta y serena que dentro de quince años transmitirías paz, alegría y tristeza a todo aquel que quisiese escuchar tu melodía, pero aún no te das cuenta, que ya transmites paz con tu risa, y alegría con tu mirada, tienes el don de la tenacidad, todo aquello que te propongas será para ti, jamás lo dudaré.
Prometí escribirte algo, y, en cierto modo no tengo palabras extravagantes con las que poder alabar tu persona, se me acaban las ideas junto con el tabaco, y es absurdo buscar en algún diccionario alguna palabra que me llene más el corazón de orgullo que llamarte Primo y saber que siempre estarás ahí.
Sigue tocando, trombonista, sigue llenándonos la cabeza con sueños en tecnicolor y dándonos la fuerza necesaria para luchar por nuestro camino.
Sigue trepando para llegar a lo más alto, mientras yo, seguiré escribiendo aunque sea sentada en alguna cafetería cualquiera de Campillos.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Sandeces Varias.

El verano se acaba, como se acaban tantísimas cosas a mi alrededor.
Algunas cosas se quedan, en mi memoria, en mi pared, en mi armario, otras sin embargo dejo que se las lleve el levante.
El sur, ya sabes, es lo que tiene.
El aire huele a humedad, es extraño, el invierno se marchó no hace mucho, pero ya desea volver. ¡Puto cambio climático!
Ahora que el sol secaba mis mejillas se vuelve a esconder tras las nubes, esas de humo y desfase que en noches como esta empiezo a echar de menos.
Situaciones difíciles que vivir, otras demasiado fáciles, pero al final, todo se termina complicando, o bueno, simplemente se termina, qué se yo.
Saco mi libro, aquel Neruda de hace tanto tiempo, sigue siendo el mismo, nosotros, los de entonces, ya no. Leo, y leo y vuelvo a leer sus palabras. ! Cómo me hubiese gustado tomarme un café con este hombre y preguntarle por todos esos crepúsculos que tantísimo nombra en sus versos¡ Vuelvo a leer ¨ Eres tú la culpable de este juego sangriento ¨ lo adoro.
Saco un cigarro y fumo, va a ser verdad eso de que todo es bonito hasta que se vuelve necesario, vaya, creo que me lo voy a tatuar.
Miro por mi ventana, expulso el aire, vuelvo a mirar, sigo mirando, adoro esta calle, ver el mar a diario es algo realmente extraordinario.
Mañana cogeré el tren, otro más, hay veces que el cielo se nubla por Cádiz y merece la pena escabullirse unos días, charlar con gente nueva, escribir de nuevo, todas esas sensaciones difíciles que con el tiempo te parecen sacadas de una comedia americana.
Pongo música ¨ Butterfly ¨ ¡Qué canción tan sexy! Me regodeo en sus palabras: lo tienes todo, lo tienes todo.
Quizás algún día Jason Mraz me la cante al oído, quizás ese día me derrita cuán colegiala, bueno, aún sigo siendo colegiala, ¿no? Tengo el derecho de derretirme cuando alguien me cante una canción sexy al oído, dejando el rollo romántico a un lado, hace tiempo que dejé de escuchar empalagoseos en la radio, hace tiempo que perdí la esperanza de escuchar una canción de ese estilo en los labios de algún que otro príncipe azul.
Supongo, que como dice un gran amigo mio, el amor se acaba el tercer mes, las personas acaban juntas por la inercia de no sentirse solos.
Hablando de soledades, a veces está bien tener tiempo para leer Neruda, fumar, mirar por la ventana y regodearse con canciones subiditas de tono, otras sin embargo, duele saber que nadie te llamará bonita cada día.
Bah, dejando las sandeces a un lado, he de decir que nadie necesita que la llamen bonita cada día, y cuando lo necesite...sigo siendo una colegiala, seguro que habrá alguien por ahí con ganas de soltar algún que otro ¨ quédate a dormir ¨.
Cuando cumpla los treinta y deje de ser una colegiala soñadora, espero que aparezca algún Jason en mi vida, aunque bueno, también puedo mirarme al espejo y llamarme bonita cuando a mi me de la gana.

martes, 17 de agosto de 2010

Moribunda.

Notaste su respiración cerca de tu boca, lo deseaste, deseaste su cuerpo, sus labios, sus manos...
No está bien, te repetiste, no es justo para él, no se lo merece, la mentira no lleva a ninguna parte, pero la atracción era fuerte, y no te pudiste resistir mucho tiempo.
Caíste en su trampa, y te dejaste seducir por su encanto.
Le besaste, no era quizás lo que te esperabas, pero él ya nunca volvería a ti y era hora, entonces, de olvidar el pasado en brazos de un encantador embustero.
Sus palabras parecían sacadas de un cuento, sus caricias eran las más dulces que tu cuerpo jamás sintió, pero esos no eran los latidos de su corazón.
Igualmente lo hiciste, sus dientes marcaban tu espalda, tus besos calmaban su respiración, te sometiste a él cual débil presa, y te encantó.
Te sentiste libre, dejaste volar tu cuerpo y tu sonrisa, te guardaste en lo más hondo cada una de esas miradas lascivas mezcladas con dulzura.
Quizás, pensaste, le estoy siendo infiel, tenías dudas, pero lo que sí sabías con certeza era que te estabas siendo fiel a ti misma y eso te hacía feliz.
Era otro hombre, otra cama, otra ciudad, él jamás se enteraría de tu traición, y porqué no, pensaste, suena divertido.
Se metió dentro de ti, y se te antojó extraño, aunque emocionante, hicisteis el amor un largo rato hasta que, entre gemido y gemido, risa y risa le preguntaste:
-¿No te sientes culpable?
-Un poco.
Y siguió besándote, te encantaban sus besos, rebosaban ternura, ese chico era un encanto, y te ofreció entre copa y copa el cariño que necesitabas desde hacía demasiado tiempo.
Os echasteis a dormir, bueno, a intentarlo.
Su mano en tu cuerpo desnudo te hacía estremecerte.
-¿La quieres?
-Sí, bueno, ya no es como antes.
Ya no es como antes, ya no es como antes, ya no es como antes. Esas palabras resonaron en tu cabeza, ya nada era como antes, era absurdo echar de menos un pasado que jamás volvería al presente.
-Y tú, ¿te sientes culpable?
-Ahora mismo no, mañana la resaca me sabrá a tabaco, culpabilidad y decepción.
Rió, tenía una sonrisa preciosa, todo en él, esa noche se te antojaba precioso.
-¿Lo quieres?
-Sí, pero me he cansado de querer, en un esfuerzo inútil, que todo sea como antes.
Se te puso encima, temblaba.
-Ten cuidado cuando hables con él, a ver si le vas a llamar por mi nombre.
-No te preocupes, os llamáis igual, soy una chica inteligente.
Te besó, otra vez, y otra y otra, y volvisteis a hacer el amor hasta que el reloj marcó el mediodía.
-¿Sabes? Es la primera vez que hago esto.
-Yo no.
-Me gusta, nos servimos de consuelo.
Y te dormiste, en unos brazos ajenos, cansada, agotada y moribunda.