martes, 1 de junio de 2010

Ana I

Es tan triste tu actual estado...
Te infravaloras, mujer, desde siempre, y ahora mírate, te convertiste en lo que siempre odiaste.
No te sabes querer, y ya, hasta el más ruín dejó de admirar tu belleza, esa, que tan malos ratos te ha dado.
Ahora, amiga mía, te conformas con cualquiera que te diga ¨Guapa¨ con el más embustero ¨Te quiero¨.
¿Amaste? ya no estoy segura de creerte.
¿Te amaron? lo dudo mucho.
Cambiaste, y tus dulces ojos inocentes bañados en azul cielo, se transformaron en súplicas que mendigan amor.
Amor, que no sexo.
Y me das pena, ahora, no antes, y para ser honestos, hubo un tiempo en que a mi también todos los príncipes me salieron rana, pero no por ello elegí la traición.
Juega querida, juega con ellos cuan títeres en tus delgadas manos, pero, si algún día te quise, debo decirte que tengas cuidado, pues todo el furor del momento, convertido en fuego reflejado en otro cuerpo, se transforma con el tiempo en cenizas, que más tarde o más temprano terminan quemándote.

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