miércoles, 20 de enero de 2010

Sábanas.

Ahora que mi cuerpo aún huele a ti, y que mis sábanas fallan al intentar imitar la suavidad de tus manos, recuerdo como algún día dijiste:
-Tesoro, llévame al Paraíso.
Y entre beso y beso me susurraste un Eva.
Tú, sacado de mis sueños, mi más ardiente realidad.
Una mala costumbre nos agota las noches, una dulce verdad nos roba el sueño.
Mis palabras, gestos sordos con los que poder alabar tu persona.
Un enero de triunfos y camas prestadas, tú mi todo, sin ti no hay nada.

1 comentario:

  1. Porfin, ya era hora, estaba esperando que escribieras algo ya, porque tus textos me encantan y este no es menos, es de los más bonitos.

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