Ahora que vuelves a mi vida, otra vez, y me desmoronas de nuevo.
Que mis lágrimas se quedan en mi garganta durante todo el día, y, cuando llega la noche, vuelvo, como dice la canción, a las andadas.
No es justo, ¿pero quién soy yo para hablar de justicia?
Vuelven los dolores de cabeza sin sentido y un dolor punzante en el pecho, ese dolor que tan bien me conozco ya, y no puedo, no quiero.
Tú y siempre tú.
Yo,y nunca yo.
Perdida por algún rincón de tu egoísta corazón, buscando perdida una salida.
Una marioneta en tus manos es lo que soy.
Tienes la varita mágica con la que hacerme llorar de alegría o de decepción, y claro está que no eliges la primera.
Y todas esas preguntas que te hice, como ya dije anteriormente, se me clavan retóricas en mi garganta, y no digo nada.
Me quedo sola, yo sola y mi silencio aliñado con desencanto, yo sola y sin esperanza alguna donde agarrarme.
Como una simple baraja de naipes, eres tú el viento que me obliga a caer.
Extiende las alas y aprovecha el viento en el vuelo. Hazte fuerte, niña. Tu puedes. Yo estoy aqui, simpre. Te quiero, no te hundas.
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