No conozco el verbo herir en formato personal.
No hacia, por ni para ti desde mí. No a posta.
Jamás con la premeditación de herirte.
No hay un pensamiento previo de ¨voy a hacerle daño¨, en serio.
Lo hago. Hablo, hablo, hablo y no se me detiene. Voy directa al pecho.
Yo no te hiero, yo te mato (pero sin querer, ¿ha quedado ya claro?)
Cuando tenga tus entrañas en las manos me tiraré al suelo llorando pidiendo perdón e intentaré coserte la carne con las manos; Piel con piel.
Te devolveré la vida, te irás, te llevarás la mía.
No podré prometerte nunca que no te lanzaré palabras subrayadas de cianuro.
Puedo prometerte que te crearé una y otra vez y que aprendo, a mi ritmo, de mis errores.
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