lunes, 14 de febrero de 2011

Sin Título.

Dama oscura que llamas a mi puerta, a la fría Fiammeta de Boccaccio te asemenjas.
Dañas mi alma con tus dudas, transformas mis súplicas en sátira clemencia.
Numerosas veces pedí tu marcha, mas el deseo de poseerte me envuelve y enloquece.
Vuelve a mi en la cruel noche y adivina en mi mirada las ansias de quererte.

sábado, 12 de febrero de 2011

Complicaciones.

Lo que ella deseaba era volver el tiempo atrás, para no cometer los mismos fallos de siempre, para cambiar su rutina, para aprender que amar solo trae complicaciones.
Complicaciones, complicaciones, ya no es como antes, ya no es como antes.
El tiempo pasa, y tenía que aprender a verlo, los años no perdonan. Típico tópico.
Las mismas discusiones de los sábados noches, las mismas reconciliaciones sin sentido de los domingos.
Y no, ella ya no podía más.
Cuántas noches se durmió abrazada a una esperanza, soñando con su cintura, imaginando su cuerpo dormido y callado a su lado.
Todo fue en vano, y es absurdo ahora, mirar el reloj deseando que el segundero, lejos de sentirse aludido, retroceda.
Era más fácil decir adiós, pero no, las cosas si no son complicadas, son aburridas.
Pedía a gritos simpleza, un poco de simpleza en su tan reliante vida.
Se sentó cansada, sin fuerzas, dio la vuelta a su reloj y decidió unirse a su enemigo, dejar que el tiempo pasase y se encargarse de cerrar sus heridas, total, hay que cuidar a las personas que de verdad te quieren, ¿no?