Jugué con tu pelo y con tu sonrisa, escondidos bajo las sabánas de tu cama, esas, que se convierten en nuestra guarida, en nuestro pequeño universo. Te canté una canción que, puesta en mis labios quedaba un tanto extraña, me miraste y te reiste, puestos a presumir, se hacerte reir con facilidad.
Correspondiste mi canción con otra, no me sorprendió, a veces eres un tanto predecible, pero igualmente me propuse sacar frases de contexto e imaginarme (nos) en una azotea cualquiera, lloviendo, siempre deberá llover cuando estemos juntos, tú decías lo que yo quería escuchar, y yo, bueno, me dejaba llevar, entonces mis palabras salían de mi boca, y te hacía feliz escuchar todo aquello que me llevas preguntando desde hace unas semanas, palabras sanas, sin ningún pero.
Tú, que ahora empiezas a bucear de nuevo en mis ojos negros, yo, que cansada de nadar terminé ahogándome en tus pupilas.
Intenta salvarme de mi misma, intenta hacer que vuelva a perderme en tu cuerpo sin miedo, haz que todo sea fácil fuera de tus sábanas, de nuestro pequeño universo.
Haz que pueda agarrarte la mano y susurrarte al oído otro tipo de canciones, convierte el universo en sí, en el nuestro.
Quítame mi armadura junto con mi ropa, desabrocha cada botón de inseguridad que guarda mi alma.
Tírame un salvavidas a tus ojos.
domingo, 26 de septiembre de 2010
sábado, 4 de septiembre de 2010
Puestos a ser valientes...
En tu cama.
No existe el miedo, ni las personas, ni los recuerdos, ni el qué dirán.
No existe el verbo amar ni deber no existen los quizás ni el mañana.
No hay oscuridad en tu cuarto, en tu cama, mis fantasmas se evaporan para dar paso a los tuyos.
En tu cama, solo existimos tú y yo, ¡ah! Y tu almohada.
Sin compromisos, sin besos complicados, sin palabras comprometedoras.
En tu cama, el sexo no es sexo, es amistad cuerpo a cuerpo.
Usemos la ironía como vía de escape, sustituyamos el remordimiento por risas estridentes.
En tu cama soy yo, y mis temores se relían por tus sábanas.
No existe el miedo, ni las personas, ni los recuerdos, ni el qué dirán.
No existe el verbo amar ni deber no existen los quizás ni el mañana.
No hay oscuridad en tu cuarto, en tu cama, mis fantasmas se evaporan para dar paso a los tuyos.
En tu cama, solo existimos tú y yo, ¡ah! Y tu almohada.
Sin compromisos, sin besos complicados, sin palabras comprometedoras.
En tu cama, el sexo no es sexo, es amistad cuerpo a cuerpo.
Usemos la ironía como vía de escape, sustituyamos el remordimiento por risas estridentes.
En tu cama soy yo, y mis temores se relían por tus sábanas.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)